miércoles, 2 de septiembre de 2015

El Origen Anunnaki de la Humanidad: La Conspiración Extraterrestre Cap 3 -Los Arcontes y la Gran Guerra de Orión-

Como vimos anteriormente Miká, el director de este universo local, trajo consigo un proyecto mucho más ambicioso que los que había hasta entonces y de una gran generosidad con respecto a las criaturas creadas. La cesión de parte del ADN Elohim al humano adámico lo conectaba evolutivamente con la fuente.



Esta raza adámica original de Vega eran ejemplares arios de 3 metros y medio de altura dotados de capacidades multidimensionales. Poseían 12 hélices de ADN y cuando en su camino de evolución espiritual hacían vibrar conjuntamente las 12 en la frecuencia del amor puro de la fuente, en ese momento se activaba la décimo tercera, la hélice Elohim que lo conectaba con el creador universal y le capacitaba por derecho a llegar a ser un hijo paradisíaco.

En el anterior capítulo vimos como comenzó la caza al humano por parte de la raza reptil para robarle esa matriz genética. Ya tratamos que incluso parte de los hijos paradisíacos se sublevaron a que sus creaciones reptiles fueran inferiores a la raza adámica humana.
Y estos hijos paradisíacos que comandaban la caza al humano robaron su ADN adámico y crearon el primer intento de hibridación con él. El resultado fue el nacimiento de una raza terrible: los Arcontes. Ésta era una raza etérica que vampirizaba psíquicamente a otras razas, creando el caos y alimentándose de las emociones más densas, venganza, odio, sed de poder, sadismo etc… Esta creación nació y se expandió por los mundos de la galaxia de Arconis.


La sociedad de Arconis fue estructurada en castas para mantener el poder en manos de unos pocos a través de los dogmas religiosos. Una sociedad piramidal. Desarrollaron tecnología para mantener la memoria de las almas controladas y cuando morían se les borraba la memoria para mantenerlo estancado en su nivel de casta.

Una vez llegado al dominio de toda la galaxia de Arconis comenzaron a invadir la de Andrómeda. Esta era un galaxia con una gran diversidad de razas pero que vivían con bastante armonía. Al no haber grandes conflictos no tenían desarrollada una tecnología de guerra realmente potente y tampoco estaban bajo una organización coordinada. Para los Arcontes fue fácil introducirse en la psique de las razas andromedanas y sembrar el caos, la guerra y el sufrimiento.
Además manejaban tanto tecnología física como etérica proveniente de la Confederación Galáctica, suministrada por los hijos paradisiacos rebeldes escindidos de esta organización. Hay que aclarar que la Confederación Galáctica engloba a seres etéricos de alto rango comandados por los hijos paradisíacos. Todos ellos al servicio de los demás y de la fuente.

Fue en ese momento cuando las fuerzas de la Confederación intervinieron por primera vez en este universo local. Hay que aclarar que sus métodos son pacíficos, respetan la vida, y simplemente hacen valer su superior capacidad sobre la materia para parar los conflictos. Son entidades etéricas, son pura energía al igual que sus naves.

Después de varios miles de años de difícil trabajo los arcontes fueron expulsados de Andrómeda, formándose al Federación de autodefensa de Andrómeda que con el tiempo se convertiría la Federación Intergaláctica, englobando a todas las razas físicas que están en consonancia con la Federación de los planos etéricos y que buscan evolucionar hacia la fuente.

Desgraciadamente a la purga de Andrómeda escaparon varios miles de Arcontes que dieron el salto a la constelación de Pegasus y de Sextante, comenzando así la invasión de la Vía Láctea. Tuvieron gran éxito dominando las mentes de las razas réptiles de Orión que comenzaron a masacrar y esclavizar tanto a humanos como a insectoides. Estalla la Gran Guerra de Orión. Nos falta información para encuadrar temporalmente todos estos acontecimientos, pero desde luego eran tiempos muy antiguos, incluso mucho antes de la formación de la Tierra misma. El conflicto se desarrolló durante miles de millones de años.

La última gran ramificación de la guerra fue de Orión a la constelación de Pléyades. Los reptiles en plena guerra fabricaron otra hibridación con el ADN adámico: los Draco, en honor a la Constelación de donde provenía la matriz genética primordial de su raza. Estos Draco eran mitad humanos mitad dragones, desarrollando varias razas y subrazas tanto aladas como no aladas.

Un gran enemigo de los reptilianos eran los seres felinos de Sirio Alfa, ejemplares de 3 a 5 metros de altura, de gran fuerza agilidad y ferocidad. Desgraciadamente no era una raza muy numerosa pero actuaban en operaciones comando cuando había que exponerse al combate cuerpo a cuerpo donde no tenían rival. Lucharon codo con codo con los humanos durante toda la guerra, al fin y al cabo éramos también su creación.


La Confederación intervenía intentando pacificar los conflictos pero estos se multiplicaban. La gran Guerra de Orión puso en peligro la supervivencia misma de la raza humana. Los ejércitos reptiles eran inmensos eran inmensos ya que estos cientos de huevos por vez y los humanos tienen una cría por media, no había manera de igualar la lucha.

Pero en un momento dado el comandante Toranki, genio genetista que se rodeó de los mejores científicos que disponía la Federación, generó los clones.
Tanto reptiles como humanos ya habían fabricado clones hacía ya muchos miles de años, pero eran individuos poco operativos, de comportamientos robotoides y por ello preferían seguir utilizando robots para ciertas tareas.
Pero la nueva tecnología de clonación era muy superior: Eran capaces de en pocas horas generar clones con la memoria  adaptada y al corriente de los hechos del día que fue creado. En pocas palabras: clones sanos perfectamente operativos tanto física como psíquicamente y provistos con una fractal de alma preparados para luchar.
Paralelamente se consiguió desarrollar una avanzada tecnología de clonaje industrial, algo parecido a nuestra incipiente tecnología de impresoras 3D. Se generaron factorías que replicaban tanto tanques de clonación como cazas, naves y cruceros de carga y combate en tiempo record. Incluso factorías de clonaje que se clonaban a si mismas.

Todo esto dio como consecuencia la fabricación  sin descanso  de auténticos enjambre de ejércitos humanos perfectamente equipados. Las primeras victorias no tardaron en llegar. Los reptiles que tenían en su tecnología y sobretodo en su abrumadora superioridad numérica de sus ejércitos su gran ventaja, de repente esta se convertía de la noche a la mañana en una debilidad.
Empezaron a manifestar un sentimiento al que no estaban acostumbrados como raza, el pánico. Pronto el gran consejo reptil se reunió, temían que se diera el brazo a torcer en la guerra. Para ello decidieron utilizar todo lo que estuviera en su mano comenzando a usar proyectiles de antimateria devastadores que a veces provocaban incluso la formación de agujeros negros.

Al suceder esto se redoblaron los esfuerzos por parte de la federación para pacificar el conflicto ya que se estaba llegando a la locura de poner en peligro la integridad física de la galaxia.


Por fin la Confederación logra imponer la paz y parar el conflicto, dividiendo en sectores la galaxia. Este sería el llamado Tratado de Equilibrio firmado hace alrededor de hace 5.500 millones de años. 

3 comentarios:

  1. Hoola!! GENIAL TRABAJO. Poste y vídeos youtube. por favor, la fuente de este artículo me la podría decir? El Libro de Urantia no me suena que explicara esto... Aunque es tan denso que alo mejor no leí bien esto o me lo salté...
    GRACIAS Y ENHORABUENA...

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Parece del libro El origen Confederaciones Intergalacticas de Rodrigo Romo

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